¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos crónicos más frecuentes que puede afectar a cualquier grupo de edad, siendo la etapa infantil, un periodo muy vulnerable por existir durante la infancia una mayor tendencia a la excitabilidad neuronal. Este trastorno se caracteriza por la presencia de crisis epilépticas, episodios que se definen como una “aparición transitoria de signos y/o síntomas debido a una actividad neuronal excesiva o sincrónica en el cerebro”.
¿Cómo podemos clasificarla?
En la última clasificación por la ILAE ("Liga Internacional contra la Epilepsia") en 2017, diferencia tres grandes grupos de crisis epiléptica:
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Crisis focales: donde la descarga se conceptualiza originada dentro de redes limitadas a un hemisferio. Estas pueden tener afectación o no de la conciencia.
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Crisis generalizadas: se origina en algún punto dentro de redes distribuidas bilateralmente y que se involucran rápidamente siendo la propagación de la descarga tan rápida que provocan la pérdida de conocimiento.
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Crisis de origen desconocido: convulsiones cuyo origen no se puede determinar.
En función de cómo sea la clínica de las crisis también se pueden subclasificar cada una de ellas en función del tipo de síntoma predominante:
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De inicio motor: Tónicas, atónicas, mioclónicas, miclono-atónicas, tónico-clonicas y espasmos
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De inicio no motor: Sensorial, cognitivo, autonómico, emocional, arresto de comportamiento.
¿Cómo se manifiesta?
La presencia de manifestaciones clínicas está mediada, en gran parte, por el tipo y la frecuencia de crisis que presente niño/a. Por tanto, hay una gran variabilidad de síntomas, que a su vez dependen de múltiples factores. Pueden aparecer alteraciones en destrezas motoras (marcha, equilibrio , coordinación, etc.) y en diversos procesos cognitivos como la memoria, la atención el lenguaje o las funciones ejecutivas. Además, la presencia de crisis repetidas en la infancia puede incidir en el desarrollo cerebral, teniendo repercusión en el rendimiento académico y en el desarrollo de la autonomía, así como en la interacción social y a nivel emocional-afectivo.