En la anterior entrada sobre atención os contábamos cómo estimular este proceso tan necesario en nuestro día a día de forma ecológica y desde casa, simplemente con tareas que todos nosotros realizamos diariamente (si quieres echarle un vistazo haz click aquí). Normalmente no nos paramos a pensar que con ellas estamos ejercitando nuestra capacidad atencional pero, ¡así es!, son tan útiles como cualquier ficha o juego de mesa que utilicemos para trabajar la atención.
Esta vez os contamos cómo estimular este proceso fuera de casa, mediante unos sencillos y entretenidos "ejercicios" que no cuesta nada llevar a cabo. Y es que la calle está llena de estímulos a los que prestar atención... ¡solo hay que ponerse manos a la obra!
¿Cómo podemos trabajar la atención en la calle?
Centrándonos en un estímulo concreto y trabajando sobre él, por ejemplo:
Hacer recuentos: de los coches rojos que vemos por el camino, de las farmacias que nos encontramos, de cuántas personas sacando al perro nos hemos cruzado…
Observar y leer: el nombre de las calles por las que pasamos, los letreros de las tiendas, los carteles de las paredes, las señales de tráfico...
Usar el transporte público: estar atentos a los taxis libres, buscar el autobús que nos llevará a nuestro destino, analizar la dirección del metro que tenemos que coger o la parada en la que nos tenemos que bajar. En este caso, estar atentos a la llegada del transporte o de las paradas, permitirán estimular nuestra atención.
Atender a horarios y tiempos: dentro de nuestra rutina existen actividades limitadas en horarios específicos, ejercer cierto control sobre el tiempo activa nuestra atención. Por ejemplo estar pendientes de cuánto tiempo queda para que cierre un negocio, cuánto tiempo tardamos en ir de un sitio a otro…
Hacer cola en un establecimiento: esperar nuestro turno se convierte en una actividad que requiere de nuestra atención. Necesitamos estar alerta para saber cuándo nos tocará, ya que si no el turno pasará al siguiente.
Realizar la compra: buscar los productos que necesitamos pondrá a prueba nuestra atención ante la presencia de una gran cantidad de estímulos que tendremos que evitar.
Pagar alguna compra: este procedimiento requiere de una gran activación de la atención para revisar la cuenta, saber cuánto dinero tenemos que entregar y cuanto nos tienen que devolver, etc.
Existen trastornos que llevan asociados algunos déficits a nivel atencional, aunque en cada caso las implicaciones sean diferentes, la necesidad de trabajar sobre ella es común. En el Trastorno del Espectro del Autismo el déficit atencional los lleva a perder la conexión con el entorno que les rodea. Por otro lado, en niños/as con características similares a las definidas por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, se observan despistes, olvidos, e incluso parecen incapaces de centrar la atención sobre un solo estímulo que no sea de su interés. Por este motivo, acercarnos a la atención de manera ecológica permitirá que esta función cognitiva vaya ganando espacio en el día a día de estos niños. De esta forma, con el tiempo mejorará la atención y su aplicación a las actividades de la vida diaria y académicas.
¿Quién dijo que ejercitar la atención fuera complicado? En este post os mostramos la cantidad de formas sencillas que tenemos para trabajarla... ¡te animamos a probarlas!
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