El concepto de cognición social es todavía poco conocido, aunque cada vez está ganando más interés, pero ¿sabemos realmente lo que significa?
La cognición social es un término empleado para referirnos a la percepción, el reconocimiento y la evaluación que hacemos de los eventos sociales, que nos permitirá dirigir nuestro comportamiento social de la manera más adecuada posible de acuerdo a la situación en la que nos encontremos. Se trata de una función cognitiva que toma una especial relevancia desde los primeros años de vida, cuando lo que aparece son procesos más simples, pero fundamentales para que el desarrollo de la cognición social pueda asentarse, y se adquiere de manera progresiva en el desarrollo a medida que el entorno social nos lo exige.
La cognición social comprende varios componentes:
Procesamiento emocional: capacidad para reconocer y entender las emociones, a partir de las expresiones faciales, el tono de voz, los gestos, etc.
Teoría de la mente (ToM): es la capacidad de reconocer los pensamientos, deseos, creencias y emociones de otros en una situación determinada. Se pueden diferencias dos tipos de ToM:
- Emocional, que implica la capacidad de descomponer los estados mentales de los demás mediante lo que observamos
- Cognitiva: consiste en buscarle una explicación a la conducta de los demás intentando razonar sus estados mentales.
Percepción social: incluye la habilidad para evaluar la conducta social de los demás (por ejemplo, la dirección de la mirada o el movimiento corporal) y la capacidad para identificar roles, normas y contextos sociales.
Estilo atribucional: proceso cognitivo interno mediante el que se intenta establecer la causa de los acontecimientos. Se pueden establecer causas internas (rasgos de personalidad, inteligencia, motivación, etc.) o externas (suerte, comportamientos de otras personas, etc.).
Toda esta información nos lleva a concluir que la cognición social es un proceso complejo que necesita de otras muchas funciones cognitivas (como la atención, la percepción o la memoria) para poder dar lugar a la conducta social. El problema aparece cuando alguno de estos procesos falla y se empiezan a observar dificultades en el reconocimiento de emociones o en las actividades sociales que pueden limitar la empatía o facilitar el aislamiento social.
Ahora que ya conocemos un poco más sobre cognición social y todo lo que engloba, podemos identificar cuándo no se desarrolla de manera adecuada alguno de sus componentes y empezar a estimularlos. ¿Cómo podemos hacer esto? Para comenzar, trabajando uno de los aspectos más sencillos de la cognición social, la identificación de emociones en uno mismo y en el otro. Para ello, recomendamos utilizar libros como “El monstruo de colores” o aplicaciones para móviles como “Aprende las emociones”, para los más pequeños, y otros cuentos, series o películas para los mayores, en los que tengan que identificar qué sienten los personajes, relacionar por qué se sienten así... Cuando sean capaces de reconocer emociones se pueden entrenar aspectos más complejos como la Teoría de la Mente, mediante el análisis de cuentos como “El traje nuevo del emperador”, reflexionando y haciendo inferencias de las emociones que sienten las personas que observan al emperador, el porqué del comportamiento del emperador, etc.; o realizando fichas de situaciones sociales como las que iremos proponiendo en próximas entradas.
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Referencias bibliográficas:
Adolphs, R., Sears, L., y Piven, J. (2001). Abnormal Processing of Social Information from Faces in Autism. Journal of Cognitive Neuroscience, 13(2), 232-240. doi:10.1162/089892901564289
Baron-Cohen, S., Tager-Flusberg, H., & Cohen, D. J. (Eds.) (1994). Understanding other minds: Perspectives from autism. New York, NY: Oxford University Press.
Campo, M. V. (2016). Programa de entrenamiento en cognición y competencia social en pacientes con esquizofrenia: e-Motional Training (Doctoral dissertation, Universidade de Santiago de Compostela).
Sánchez, I., Tirapu, J., y Adrover, D. (2012). Neuropsicología de la cognición social y la autoconciencia. Neuropsicología del córtex prefrontal y funciones ejecutivas. Barcelona. Viguera, 353-390.
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