El Síndrome de Asperger es un trastorno que actualmente se engloba dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). De la misma forma que ocurre con otros cuadros dentro de este espectro, este síndrome en concreto, se caracteriza especialmente por dificultades cualitativas en la interacción social, dificultad para reconocer y expresar emociones y una restricción en determinadas actividades o interés fijos y repetitivos.
Sin embargo, a diferencia del trastorno tipo autista más severo, en el caso del Síndrome de Asperger no suele existir retraso del lenguaje, aunque éste puede presentar peculiaridades como un tono monótono, inexpresivo o repetitivo.
Normalmente, los síntomas se observan en el desarrollo temprano, aunque hay casos en los que pueden estar compensados por estrategias aprendidas en la adultez siendo diferente la vivencia en la infancia, la adolescencia y edad adulta. Por lo que es importante atender cómo se manifiestan estas dificultades en las diferentes etapas de la vida y del desarrollo de estas personas.
Algunas teorías neuropsicógicas del Síndrome de Asperger
En relación al desarrollo cognitivo, no suelen presentar alteraciones severas, aunque algunos dominios neuropsicológicos como la memoria de trabajo, la flexibilidad, las funciones ejecutivas o la psicomotricidad pueden presentar alteraciones que serán más o menos importantes en función de cada persona y de su contexto próximo. Algunas teorías que explican estas alteraciones son:
Teoría de la Mente: capacidad para inferir e interpretar las intenciones, deseos y creencias de los demás. Es decir, la habilidad para “ponerse en el lugar del otro” en el contexto de las relaciones e interacciones sociales. En el caso del Síndrome de Asperger aparecen dificultades relacionadas con la capacidad para comprender cuáles son los intereses y las emociones de los demás en las interacciones.
Déficit de la Función Ejecutiva: en la vida diaria, necesitamos mantener activa y accesible la información aprendida para hacer frente a todos los “obstáculos” que se presentan en diferentes circunstancias cotidianas. Por ejemplo, la capacidad para planificar los pasos necesarios para alcanzar una meta determinada, la flexibilidad para adaptarnos a los cambios imprevistos del ambiente y reorganizar nuestra planificación previa o la capacidad para controlar nuestros impulsos y escoger las alternativas más adecuadas de todas las posibles. En el Síndrome de Asperger, son comunes los comportamientos rígidos, inflexibles y repetitivos, lo que dificulta el funcionamiento ejecutivo como la organización y planificación, dificultades para mantener la motivación dirigida a metas, para tomar decisiones, para manejar el tiempo, para tolerar la frustración, ser flexibles y para autorregularse.
Disfunción del Hemisferio Derecho: la actividad de este hemisferio se relaciona con la capacidad visuoespacial, el procesamiento emocional y aspectos del lenguaje como el tono del habla. Algunas de las dificultades que se observan con frecuencia en el Síndrome de Asperger tienen que ver con problemas para comprender el tono, los gestos o las expresiones no verbales de la comunicación, la exageración emocional, rendimiento pobre en tareas visuo-motoras y dificultades en general en el mantenimiento de relaciones sociales.
¿Cuáles son los principales criterios diagnósticos?
Aunque existen diferentes diferentes enfoques a la hora de establecer cuáles son los principales síntomas o criterios para el diagnóstico del Síndrome de Asperger, a nivel general se aceptan como criterios diagnósticos:
Falta de reciprocidad social y emocional: fallos en la comunicación a la hora de compartir intereses o emociones.
Alteraciones en la comunicación verbal y no verbal: poco contacto visual, escasa expresión facial de emociones, poco integrados en la interacción social y dificultades en el uso pragmático del lenguaje.
Dificultades en las relaciones sociales: problemas para adaptarse a contextos nuevos, entablar nuevas amistades o compartir el propio juego simbólico.
Patrón de intereses y/o comportamientos repetitivos o restringidos.
Intereses obsesivos por temas concretos .
Algunas estrategias de intervención
Las dificultades sociales con frecuencia tienen repercusiones a nivel familiar, escolar y con los iguales, que pueden interferir en el desarrollo socioafectivo y académico. Por esto es importante que las intervenciones sean multicomponente y multidisciplinares y contemplen todos los contextos y escenarios donde se desenvuelve la persona en su vida cotidiana. Algunas estrategias útiles en la intervención con personas con Síndrome de Asperger son:
Uso de apoyos visuales en los procesos de aprendizaje.
Evitar cambios inesperados en el contexto.
Dividir las tareas en subtareas o pasos pequeños.
Presentar situaciones donde puedan elegir entre alternativas para desarrollar la toma de decisiones y autonomía.
Planificar el tiempo libre para disminuir la tendencia a intereses fijos.
Incluir sus temas de interés dentro del aprendizaje para facilitar la motivación.
Evitar las crítica o juicios explícitos.
Referencias bibliográficas:
Freire, S., Llorente, M., González, A., Martos, J., Martínez, C. & Ayuda, R. Un acercamiento al Síndrome de Asperger: una guía teórica y práctica. Asociación Asperger España.
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