El Trastorno del Aprendizaje No Verbal o TANV, también conocido como Trastorno de Aprendizaje Procedimental (TAP), es un trastorno del neurodesarrollo que afecta fundamentalmente a las funciones dependientes del hemisferio cerebral derecho.
Perfil neuropsicológico
Durante los primeros años de vida, los niños/as con TANV suelen presentar desinterés o pasividad en la exploración del entorno, con un retraso a nivel motor y un buen desarrollo del lenguaje. Conforme pasa el tiempo, las manifestaciones clínicas se hacen más evidentes. Por lo general, en este trastorno se aprecian dificultades en:
Coordinación motora (gruesa y/o fina)
Percepción visual (visoespacial) y táctil
Pragmática y prosodia del lenguaje
En concreto, los déficits visuales afectan a las habilidades visoperceptivas, visoespaciales y visoconstructivas. Si quieres saber más sobre visopercepción accede aquí. Los niños/as y adolescentes con TANV presentan dificultades en percepción, organización e integración de la información visual. Asimismo, todo aquello que acceda por vía visual, como la atención visual y/o la memoria visual, puede estar comprometido.
En la vida diaria, les cuesta mucho trabajo orientarse en un lugar (orientación espacial) y saber diferenciar derecha-izquierda y parte-todo. Esto, unido a los problemas en la adquisición de hitos motores (por problemas de automatización) se evidencia en que no hacen de forma correcta puzles, (rompecabezas o construcciones de cubos), tienen mala caligrafía (en los primeros años de escolarización frecuentemente) y dibujos de baja calidad. Además, esa torpeza motora se refleja en motricidad gruesa (correr, saltar, ir en bici, etc) y/o fina (manualidades, abrocharse los botones, usar los cubiertos, manejar un lápiz, etc). A medida que crecen, los problemas en la grafía suelen mejorar, debido a la repetición y a la práctica. Por lo tanto, los procedimientos mecánicos ayudan en el aprendizaje del TANV. En cambio, lo novedoso les genera frustración. De esta forma, puede aparecer cierta rigidez leve, aunque es derivada de los déficits en la gestión de la novedad. Otras funciones ejecutivas que pueden verse alteradas son la planificación, la toma de decisiones e incluso la velocidad de procesamiento (mayor lentitud en actividades y tareas).
Respecto al lenguaje, aunque presentan unas buenas habilidades verbales automáticas (memoria y uso de la sintaxis), transmitiendo la sensación de poseer una buena competencia lingüística, la capacidad comunicativa es pobre. Muestran una alteración de la comprensión profunda, de la prosodia (entonación y ritmo) y de la pragmática del lenguaje. Por tanto, hay dificultad en el uso social del lenguaje, lo que se refleja en que suelen hablar en exceso o les cuesta “ir al grano”. Esto repercute en las relaciones sociales puesto que, aunque desean tener amigos/as (y manifiestan intención comunicativa), poseen una baja competencia social (escasas habilidades sociales). Además, muestran dificultades para comprender aspectos no verbales (que se adquieren visualmente) de la comunicación, como expresiones faciales, gestos o miradas. Además de otros aspectos de la cognición social como intencionalidad, inferencias, doble sentido, ironía, etc. Para profundizar en cognición social, accede aquí.
A nivel académico, se pueden apreciar dificultades -en consonancia con las alteraciones perceptivas, motoras y pragmáticas- en lectura, (aunque la lectura simple de palabras se afianza progresivamente) y comprensión lectora; en escritura y comprensión escrita; y en matemáticas (más en resolución de problemas puesto que las tablas de multiplicar suelen interiorizarlas). Además de una inadecuada conciencia y gestión del tiempo y/o manejo del dinero. También pueden aparecer problemas de conducta y de regulación de emociones.
Intervención
Resulta esencial detectar de forma precoz el TANV puesto que las repercusiones son notables. Por tanto, es necesario el conocimiento de este trastorno por parte de los/as profesionales de orientación educativa. En este sentido, tanto los padres y madres como los tutores/as son un elemento clave en la recopilación de estas manifestaciones en la vida cotidiana. Aunque este trastorno no está recogido en el censo de NEAE, son necesarias las adaptaciones que permitan, como hemos visto, que el procesamiento se realice mediante acceso verbal o auditivo (puesto que es un punto fuerte), en lugar de visual. Es decir, los niños/as con TANV, por ejemplo, se pueden beneficiar en su aprendizaje de la utilización del tema grabado o de decirlo oralmente, en contraposición con la realización de esquemas.
Asimismo, se recomienda realizar una evaluación neuropsicológica que permita un diagnóstico diferencial con otros trastornos con los que comparte características comunes (TDCM, Asperger, TEL, TDAH, TCL...). Igualmente se debe realizar una intervención neuropsicológica que permita abordar de forma holística tanto los déficits cognitivos (intentando compensarlos con aquellas funciones que se mantienen preservadas) como los aspectos conductuales, emocionales y sociales derivados.
Referencias
Colomé, R., Sans, A., López-Sala, A., y Boix, C. (2009). Trastorno de aprendizaje no verbal: características cognitivo-conductuales y aspectos neuropsicológicos. Revista de Neurología, 48(2), 77-81.
Crespo-Eguílaz, N., y Narbona, J. (2009). Trastorno de aprendizaje procedimental: características neuropsicológicas. Revista de Neurología, 49(8), 409-416.
García, C., Rigau, E., y Artigas, J. (2006). Perfil neurocognitivo del trastorno de aprendizaje no verbal. Revista de Neurología, 43(5), 268-74.
Rigau, E., García, C., y Artigas, J. (2004). Características del trastorno de aprendizaje no verbal. Revista de Neurología, 38(1), 33-38.
Rourke, B. P. (2002). Syndrome of nonverbal learning disabilities. Neurodevelopmental manifestations. New York: Guildford Press.
Del Olmo, A. (2020, 7 de marzo). El diagnóstico diferencial del TANV [ponencia]. II Congreso Nacional sobre TANV, Córdoba, España. https://www.tanv.es/congresos/index.php/tercera-ponencia/
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